#

viernes

Las cosas que siempre he tenido miedo a contar.

Me siento a menudo en mi ventana, pinchándome con el acebo y mirando como los coches van y vienen por la carretera. Siempre deseo vivir en otro lugar, otra casa mejor, con mejores vistas, con atardeceres dignos de recordar... Pero yo quiero mi ventana y mi acebo. Y ahora llega navidad, y comienza a llenarse de frutos rojos, de esos que no se comen o te pones malita del estómago, pero que quedan tan bonitos para hacer dibujitos en el suelo de la habitación. No soy quien pueden pensar. La niña de las sonrisas, suelen llamarme, y sin embargo me han visto llorar tantas veces que también suelen llamarme la niña lloricas. Un dos por uno, como en los supermercados. No me gusta hablar, pero me paso diciendo cosas todo el día, como una locomotora de esas antiguas expulsando humo. Hace mucho que no se ve una de esas, de pequeña solo deseaba tener una cámara para poder sacarle una foto mientras corría echando humo, y ahora deseo tener una locomotora humeante, y no uno de esos trenes modernos que no tienen nada de especial, y que tampoco corren tanto como dice la gente. Tengo miedo a crecer, como Peter Pan. Pero no me identifico con él. Quiero decir, con cada año que pasa me siento mejor, nuevas cosas que afrontar, y más cosas que saber, pero no quiero crecer, porque tengo miedo a no saber que hacer con mi vida, donde acabar, donde quedarme, que olvidar y que recordar. Sobre todo a eso, odio olvidar cosas, quedarte pensando y a veces olvidar algún nombre porque hace mucho que no sabes nada de esa persona. Y supongo que a veces desearía tener unas cajitas bonitas, transparentes con dibujos de vinilo del de mi padre, para poder guardar ahí a cada persona, con cada pensamiento y cada cosa que sintiera por ella. Y también me gustaría tener a gente que confiara en mi. No soy digna de confianza, lo sé. Olvidadiza, protestona, chivata... Y nada de eso es bueno, porque las medidas no son buenas. Empática, esa medida se sale del medidor. No voy a decir que no me guste preocuparme por la gente, pero... Duele mucho, nada más que eso, que duele. Y tampoco voy a decir que esto tenga sentido, porque no son más que incoherencias, pero no tenía ninguna idea buena en la cabeza, y quería hablar, solo hablar, ni siquiera tengo ganas de escribir, ahora solo tengo ganas de hablar. Pero... gracias por leerme, si lo haces.

1 comentario:

galmar dijo...

yo le tengo miedo sobre todo a las mentiras, y bueno, a más cosas :) un beso grandeeeeee :)