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sábado

Gatow.


El gato siempre volvía a posar su pata sobre su pierna esperando una sonrisa. Siempre estaba aí, ronroneando, sin pedir nada a cambio. Y ese gato era la salvación muchas veces. Y ese gato, era de lo más querido para ella. -No te vayas gato, no huyas. Decía ella entre susurros cada noche, abrazada a él.

1 comentario:

Mónica dijo...

Me gustan, encontré tu página porque alguien me pasó tu evento del tuenti. De verdad que me sorprende.