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lunes

Benne.


-          Pues eso me lo enseñaron cuando yo era un mico.
-          Mico? Espera, espera, que quiere decir mico?
-          Pequeño, no lo sabías?
Ast rompió a reír suavemente, con esa risa que Matt empezaba a adorar cada día más. Hacía dos días que se habían conocido en aquel bar, y cada momento a su lado le parecía increíble. Al ver que ella no paraba de reír, el le habló sonriendo.
-          De que te ríes tía?
-          Es que en Galicia eso significa gato, o sea, que un mico, es lo que yo le llamo un gato.
Volvió a reírse, y esta vez Matt la acompañó. Estaban sentados en la fuente del Trastevere, con un helado en la mano. El de él era uno pequeño, de chocolate, pero el de ella era un verdadero festín. Fresa, frutas del bosque, nocilla, yogurt, y leche merengada se mezclaban con la galleta del cucurucho, dejándole una pequeña marca multicolor en los labios cada vez que le daba un lametazo.
-          Se te quedará de nombre eh? No se me olvidará esto.
La verdad, no se le olvidaría nada. Astrid no llegaba a entender como no quería separarse de Matt. La noche anterior, él la había besado, en el parque, pero, más allá de eso, ella parecía necesitar tenerlo al lado a cada momento.
-          Galicia es bonita? Nunca he salido de aquí, no visité mundo como tú. – Dijo Matt con suavidad, mordiendo un trozo de su cucurucho.
-          Depende de a que le llames bonita. No cambiaría Italia por nada, pero Galicia tiene una magia especial, algún día, nos iremos juntos, y la descubrirás, vale?
Y sonrió mostrando los labios manchados de la bola de helado de fresa. El pegó su cara a la de ella y pasó suavemente los labios sobre los de ella, saboreando cada gota de helado que encontraba. Tras esto, la besó suavemente, con su mano sobre la mejilla de ella, apartándose un instante después, pero sin quitar la mano. Ast sonrió, y giró la cara un poco para darle un beso en la palma de la mano, y, a continuación, volver a comer golosamente su helado. Matt le preguntaba constantemente cosas acerca de sus viajes, y ella intentaba contestar a sus múltiples preguntas, con algunos besos intercalados. A media tarde, cuando el sol comenzaba a agacharse, él la cogió de la mano y, tirando las servilletas de los helados a la basura, comenzaron a caminar lentamente. La llevó al borde del río, donde se quedaron mirando como el sol se reflejaba por última vez en el río, hasta desaparecer hasta el día siguiente. Al despedirse en la puerta de la casa de Astrid, se podía notar que ninguno de los dos quería separarse del otro. Ella tenía apretada la mano de él, en silencio, y, tras un beso suave, la soltó, subiendo las escaleras mirando algunas veces hacia atrás. Llegó a casa, saludó a su madre, le dio un beso a su hermano, que dormía en la cuna, y se metió en la habitación, donde puso su música a todo el volumen que podía, aprovechando que su habitación estaba insonorizada. Se tiró en la cama, y comenzó a escribir en su diario el día de hoy, como Matt la había llevado después de comer a dar una vuelta por la ciudad, hasta acabar en el Trastevere. No sabía que tenía ese niño que le encantaba tanto. Solo hacía dos días que le conocía, y, sin embargo, ya parecía una vida. Comenzó a reírse calladamente mientras recordaba como su madre le había mirado por la ventana el día anterior, cuando él fue a buscarla a casa a media tarde, y había sido casi obligado a subir a la casa a charlar con su madre. Era la primera vez que su madre conocía a algún amigo de ella, omitiendo a Selene, y, pese a la vergüenza, a su madre le había caído bien Matt, asique, no tenía problema en que Ast se fuera por las tardes con él, con tal de que las mañanas las dedicara a estudiar un rato. Antes de dejarla subir a su casa, le había arrancado la promesa de que al día siguiente, se iría a comer con él, y después, estaría otra vez toda la tarde con él. Pensando en eso, se quedó dormida sin haberse cambiado de ropa, con la música encendida, y sin haber llamado a su amiga para contarle el día.
Matt caminaba lentamente por la calle, dejando que la música de su mp3 acallara los ruidos que le rodeaban. Planeaba con cuidado el día siguiente, buscando en su memoria un buen lugar para llevarla y hacer que sonriera con sus ideas. No sabía que le sucedía con esa niña. Al final de la calle encontró un banco, y, sentándose en el respaldo, observó como la luna se reflejaba en el agua del Tiber. No quería estar con ella como si fueran una pareja, pero si que deseaba tenerla para él siempre. Es más, le daba hasta repelús imaginarse acostándose con ella. Cerró los ojos, acordándose del último beso del día, cerca de la casa de ella, cuando ella le empujó suavemente contra una pared y él fingió que no era capaz de escaparse, aún cuando ambos sabían que él siempre podría moverla como el viento mueve una hoja de un árbol. Que risueña era, siempre estaba sonriendo, haciendo bromas, y era como una niña pequeña. En estos dos días había descubierto que le encantaban los helados, cuantas más bolas de sabores, mejor. Le gusta con locura el color rosa, y no suelta para nada su pañuelo rosa, que siempre lleva en el pelo, la mano, o el cuello. Adora sentarse en un columpio y dejar que el aire se estrelle sutilmente contra su cara y su piel, tal y como le contó la noche que se conocieron. Y, lo que era más sorprendente, aún con diecinueve años, todavía era más niña pequeña que cualquier persona que conociera, cosa que le fascinaba. Tenía suerte de que fuese verano, podía pasarse con ella todo el tiempo que pudiese, porque, cuando llegara septiembre, tendría los entrenamientos y volverían las clases en la facultad para cualquiera de los dos, asique, pretendía aprovechar al máximo ese mes y medio que quedaba. Se levantó, no sin antes cambiar la canción que sonaba en su mp3, y se apresuró a llegar a su casa, donde, tras darse una ducha rápida, se metió en cama, quedando dormido al instante.

2 comentarios:

la chica de los lacasitos dijo...

me encanta todo :)

Galicia para mí también tiene magia, como para ella... ains

un besito de lacasito enorme, chica preciosa!

Letii * dijo...

Yo tengo Galicia al lado, ya que soy de Asturias, y tiene un gran encanto!
Todo el relieve verde de la hierba. me gusta mucho =)