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martes

Welcome to life.

Cinco de Junio, a media tarde.

- Has llegado!
Oh dios, aquí estoy, en la estación de tren, apretada en un fuerte abrazo de mi tía que no me llena de ilusión y sonriendo falsamente al resto de la familia. Joder, y aún por encima el mareo que traigo del tren. Pero bueno, aquí estoy, los peores tres meses de mi vida.
- Que tal el viaje, Alex? – dice el tío Alfonso, típico tío, como el de todo el mundo vamos, medio calvo, gordito y con la sonrisa implantada en la cara.
- Normalito tío, normalito, no me quejo.
- Pues ahora al coche, que aún nos queda un rato.
- Y donde nos vamos a meter? Si vosotros ya sois cinco y conmigo no se coje, donde vamos a ir? – porque si, esto parece la recepción a los reyes o algo, han tenido que venir la tía Aurora, el tío, y los primos, Pablo, el mayor, dos años más grande que yo, el tonto de Javi, de mi edad, y chulito como nadie, y la pequeña Naiara, la única de la familia que me veo capaz de soportar.
- Bah, ya lo verás ahora, te tenemos una sorpresita.
Me imagino lo peor, se habrán traído la caravana, que es el único sitio que se me ocurre. Pero no, desde la puerta de la estación veo el sucio Megane negro de la tía y no se ve nada más. Vale, ya lo he pillado, tendré que ir en taxi, pagarlo yo y allá irá todo el dinero que me traigo en la cartera.
- Bueno, que te parece Alex?
- Que me parece el qué? – le contesto borde a mi tía.
- Tu coche, que va a ser?
- Que coche?
Pero ya veo a Javi señalándome un bonito coche gris, si no me equivoco un Ford Puma. Solo que todo tiene que ser una broma, pienso, mis tíos no serían capaces de comprarme un coche.
- Pero… es mío? Haber, de donde lo habeis sacado? Porque me lo dais?
- Ha sido cosa de tus padres, que nos pidieron que te buscaramos un coche de segunda mano que te pudiera gustar, y claro primita, el único que podía acertar era yo, fijo que te encanta.
Mierda, por una vez tendré que darle la razón a Javi, pero con el pensamiento, que tampoco hace falta decirlo en voz alta.
- Pero, mis padres? Si ahora ni se hablan!
- Ya… pero bueno, no te pienses que porque las cosas estén… digamos algo mal entre ellos, que no piensan en ti.
Algo mal? Me podría morir de la risa en este momento si no me miraran con esas caras. Las cosas en casa están como un huracán en pleno apogeo, que por algo me he venido a la mierda del pueblo. Que les den a mis padres y a todo el mundo, ni hablarles pienso en todo este tiempo. Que se maten sin mi, que ya lo hacen bastante bien.
- Bueno, pues si ya conoces el camino, ya te vas tu sola verdad?
- Si claro tío… -
Y me da las llaves, y beso en la frente, y se va. Flipando me he quedado, ahora me toca ir por las callejuelas del pueblo sola y con el miedo de estropear el coche. Que soy novata por dios, solo llevo medio año con el carnet y no he cojido muchos kilómetros que se diga. Pero bueno, allá voy, guardo las maletas y haber que tal me llevo con el volante.
Bien, ha encendido! Ahora, hacia el pueblo, y ya que tengo coche, me voy por la playa, que ya tengo ganas de verla.




















Un mes antes.

- Ya estoy harta! – exploté como nunca lo había hecho, esto ya no es normal.
- Que te pasa Alex? – me pregunta mi madre con cara de contrariedad, como si no se diera cuenta de lo que pasa.
- Es que no os enteráis? Estoy harta de las discursiones, de las caras enfurruñadas, estoy harta de vosotros! Me largo, no sé, le pediré a los tíos que me dejen irme todo el verano, porque no quiero veros, si quereis mataros, lo haceis, pero a mi me dejais fuera de todo esto, lo entendeis? Y si no, no me hubierais tenido!
Y me fui del comedor, me da igual haber dejado a mis padres con la palabra en la boca, pero ya soy mayorcita para escuchar lo mismo una y otra vez. Y dentro de un momento subirá mi madre a junto mía, no me extrañaría nada. Me tiro en la cama después de haber cerrado la puerta, cojo el mp3 y pongo mi música, Poets of the Fall, por lo menos durante un momento podré dejar de escuchar sandeces.
- Alex cariño, puedo entrar? – escucho a mi madre golpear en la puerta aún con los cascos puestos. Al final, ya que no le contesto, entra igual, dejando la puerta abierta.
- Pequeña, sé que…
- No me llames pequeña mamá.
- Vale, no me acostumbro a que mi niñitaa tenga ya los dieciocho. – nada, que no pilla lo de que no me gustan los apoditos. – Sé que no tienes porque aguantar todo esto, tu padre y yo estamos pasando por una mala racha, pero sabes que
- Que sí, que sé que me quereis, que solo quereis lo mejor para mi y todo eso, cuantas veces me lo has dicho este mes mamá? Y solo llevamos una semana de mes, no me quiero imaginar que pasaría si espero hasta julio. Me largo, ya lo tengo decidido, hablaré con los tíos y me iré después de los exámenes de selectividad, y me da igual que vosotros no queráis que me vaya y todo eso, lo voy a hacer igual, y ahora si no te importa, vete de mi habitación, que me molestas. – me pongo los cascos, cierro los ojos y me recuesto otra vez en cama. Ala, ya está, lo he dicho todo.









Ya había olvidado porque me gustaba tanto venirme al pueblo de pequeña, la grande playa, los parques repartidos por las calles, la tranquilidad… creo que me voy a acostumbrar estos tres meses a esto, no me va a costar nada. Ahora solo queda llegar a casa, deshacer las maletas y ya estará todo para olvidarme de los problemas.

1 comentario:

la chica de los lacasitos dijo...

jo, yo siempre he añorado tener un pueblo e ir todos los puentes, veranos o semanas santas...
todo el mundo - ¡me voy a mi pueblo!
parecían tan felices cuando lo decían...
era como su segunda casa, y les renovaba la sonrisa ir...
pero yo nunca he tenido un puebloU.U'...

y encima playa, jo
cómo te envidio

FELIZ MIÉRCOLES Y MUCHOS LACASITOS, HERMANA MAYOR!