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miércoles

No es otra historia.


A menudo, se denomina la adolescencia como el paso en la vida de toda persona, en la cual la personalidad termina de forjarse, y uno es capaz de determinar el curso que seguirá su vida. No siempre es así. La adolescencia se caracteriza por ser tan diferente como personas hay en el mundo, debido a que no a todo el mundo le afecta de la misma manera. A mi suponer, es un momento en el cual, nada resulta fácil, y nadie te entiende, nada ha pasado por lo mismo que tu. No logras soportar nada, lo quieres todo, pero después lo aborreces, para volver a quererlo. Intentamos luchar contra los designios que se nos promulgan, con la mentalidad de cambiar el mundo tan solo con alzar la voz. Después, viene el conocimiento de que nada es así. Es una época de devastación, de inseguridad personal, de derrotas, de percepción de la cruda realidad, preparación a lo futuro. Y, sin embargo, no estoy aquí para contar mi propia historia, aunque me resultaría fácil en exceso, o tal vez peco de no modestia. Estoy aquí para narrar la historia de ella. Esa persona que podría ser una hermana, una prima, una vecina, o una desconocida. Una de las tantas personas elegidas al azar en un mundo lleno de gente. Aquí, podrá hallarse su historia, que no servirá para entender la vida de otros, no podrá ser elegida como ejemplo, puesto que es una historia, como tantas cualquiera.

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