#

jueves

Un seis y un veintidós, son el resultado de nosotros dos.

El cuello fue recorrido por los labios suavemente, deteniendose en cada segundo entre risas de él, sabiendo que ella estaría enfadada porque le hacía cosquillas y las odiaba.
- Quieres estar quieto, idiota?
Claro, tampoco podía mover las manos, que se las tenía él aprisionadas en la espalda, asique se limitaba a morderse el labio y a rechinar los dientes para no reirse con las malditas cosquillas. Hasta que notó como sus labios subían hacia la mandíbula, momento en que se relajó y se permitió una pequeña sonrisa, que fue el detonante de que las manos quedasen libres.
Rodeo el cuello de él con los brazos, dejando una mano sobre su nuca y buscando sus labios a tientas, con los ojos cerrados, besándole como si el mundo se acabase un minuto después. Y cuando él se separó, sus frentes quedaron pegadas, acariciando nariz con nariz como si se tratasen de dos esquimales que viven en el desierto que ellos crearon con su calor. Él la miraba fijamente, y de golpe cerró los ojos y esbozó una sonrisa pilla, de esas de niño chico que tanto la tenían enamorada.
- Cierras los ojos por sueñecico, cosi?
- No, estoy intentando recordar bien tu imagen para cuando no estés cerca de mi, princesa.





( Seis veintidós.)

3 comentarios:

Jessica dijo...

ohhh ;)

la chica de los lacasitos dijo...

yo también suelo cerrar los ojos, para quedarme con esos instantes PARA SIEMPRE.

Me voy a comer tu nueva foto de título
PERO QUÉ COSITA MÁS TIERNA!

Anónimo dijo...

Te quiero.