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viernes

Ella tiene un secreto de esos que ni tú quieres conocer, ni ella te quiere contar. La empatía podía con ella, y las crisis parecen sucederse con demasiada frecuencia, y no quiere decirte que al enterarse de lo que pasó, ha sufrido otro de esos ataques de ansiedad que no quiere contarle a nadie. Se ha quedado sin respiración, con el sudor llenándole la frente y la espalda, esperando a que llegase alguien a casa y al fin se diese cuenta de lo que pasa. ¿Cuál ha sido la diferencia? Tú no estabas ahí para hacerla sonreir.
¿Sabías que ella siempre ha deseado ser psicóloga? De pequeña podías verla crearse una consulta en el suelo de su habitación, curando a sus juguetes, como aquella vez que su oso de peluche sufría una seria obsesión con la barbie canguro, que le hacía volver a su lado a pesar de saber que no debería, que le hacía daño. Y ella ahí estaba para ese oso, dándole los mejores consejos, y sonriendo cuando ese oso se iba sin dar las gracias. Pero ya desde pequeña sabe que la empatía es buena para la psicología, pero su empatía es lo peor que puede haber.

2 comentarios:

la chica de los lacasitos dijo...

me ha parecido adorable lo de pasar consulta a sus muñecos :3

(yo la daría un mimo)

Beso gigante.
Porque eres bonita.
Lo sabes, no?

Unknown dijo...

Si tengo que susurrar algo, pues nada más que esta entrada me ha parecido maravillosa. Nunca se sabe que tan peligrosos pueden resultar ciertos tipos de empatía, tienes toda la razón. Escribes de lujo :)