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jueves

Que no me guardo que te amo.

Dame un beso de pinguino. Nada de besos en la nariz, ni en la mejilla, ni en la boca, ni siquiera de esquimal. ¡Dámelo de pinguino! Es más largo, un beso desde el cuello hasta la mejilla, de esos que hacen estremecer. Y además... ¡Vamos a disfrazarnos! Nos pintamos la cara negra y blanca, y los labios naranjas, y verás que de besitos te daré, hasta quedar irreconocible el color y necesitar irnos afuera, bajo la lluvia, para que las manchas se borren de nuestras caras. Y ya verás, con los restos que queden en tu cara, escribiré te amo despacito sobre tu mejilla, dejando que tu sonrisa me impida escribir.

1 comentario:

Jessica dijo...

ay k ricos los besos de pinguino...