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miércoles

El tik tok del reloj.

Cada tik tok del reloj, una persona menos. Cada tik tok del reloj, una lágrima más. Y así ella se quedo sola, tirada en el suelo de su recargada habitación, cada vez con menos personas con ella, con menos lágrimas que expulsar de su cuerpo por sus ojos, y pensando repetidamente donde podía encontrar el martillo de su padre para parar el reloj y romper los espejos para no volver a verse.

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