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martes

Pitufo.

La plaza del ayuntamiento estaba vacía y oscura, salvo por ella, sentada en las escaleras del edificio de ladrillo rojo. Tenía la espalda apoyada en la pared, son una rodilla doblada, mientras su pié subía rítmicamente al son de la alta música que sonaba en su reproductor. Llevaba ya un par de horas allí sentada, sin cambiar de posición, mirando vagamente a la entrada de la plaza de vez en cuando. Al momento se levantó y comenzó a caminar en círculos, con los brazos cruzados sobre el pecho. Se escucharon pasos a lo lejos, y miró hacia la entrada, donde comenzó a aparecer una silueta acercándose. En la plaza entró un chico moreno, alto, con la respiración agitada como si hubiese venido corriendo.
- Ast, cariño, lo siento. – Se acercó a ella y la abrazó fuerte, en un abrazo largo.
Ella se acurrucó en sus brazos y puso su mejilla sobre su hombro.
- Has tardado mucho, Emerick.
- Lo sé, pero ahora estoy aquí contigo.
La besó en la frente y sonrió, llevándola a las escaleras, donde se sentaron sin dejar de hablar.

1 comentario:

Marta. dijo...

Supongo que te habrán dicho millones de veces lo bien que escribes, pero despues de leerme prácticamente todos tus textos del blog no puedo dejar pasar otro día sin ponerte este comentario (ayer me prometí a mi msma que lo haría, xdd) Me gustan, sobretodo, los relatos de Emma. Creo que el personaje lleva impreso algo de la rabia y la amargura que todas hemos sufrido alguna vez. Me encanta también toda la música de tu reproductor, acompaña muy bien la lectura :)Los texto de "Sangre y golpe" me impresionaron mucho ayer...
Estoy segura de que serás (y eres) una genial escritora!
muchos besos, (: