- No, no… NO! – blandía la pistola sin control, caminando de un lado a otro, mesándose el pelo con la mano libre.
- Te creías que todo era diferente? No, esa era la verdad, no sé porque llegaste a pensar que no…
- CÁLLATE! – apuntó el arma hacia él, nerviosa, aguantándola con las dos manos, que le temblaban.
- Matándome no vas a arreglar nada, solo fue un acidente, joder.
- Quiero a mi hijo, lo quiero aquí, YA!
- No puedes hacer nada por él, está muert…
- NO!
¡BANG! El cuerpo inerte de ella cayó al suelo, un reguero de sangre que manaba de una herida limpia corría por el suelo de madera, y salpicaduras mancharon las paredes.
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