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martes

Maldito corazón por querer a quien el cuerpo no desea.

Ella no era en quien pensaba Muriel cuando se masturbaba en la cama por las noches, al lado de su oso Barbe, al contrario, quien ocupaba sus pensamientos en ese momento, y cuyo nombre se ahogaba en sus labios cuando se corría, ese era Mich. Pero esa chica ocupaba los sueños, y a veces… a veces se descubría pensando en cómo sería morder su labio inferior y deslizar la lengua por él mientras lo mantenía entre sus dientes. Y para qué negarlo, en su interior sabía que ella era la única que sabría acariciarla del modo correcto y sostenerla entre sus sábanas en las noches frías.

1 comentario:

la chica de los lacasitos dijo...

qué le va a hacer
si quiere hacerla el amor a ella, es así.
Quién se atreve a parar el deseo?.

:)
me encanta ese peluche
oinch