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lunes

Solo quieren jugar al juego del querer.

Solo eran dos niñas pequeñas jugando a quererse y a desafiar el mundo, como quien trata de cambiar de lugar la lámpara del pasillo, como si pudieran apagar las voces con un solo botón. 
Y crecieron desafiantes, hasta que la vida las puso en su lugar, aunque no pertenecían a él. 
Se encontraron siguiendo al mundo tal y como dictaban, con maridos, hijos, un perro y una piscina en el jardín, poco sexo placentero y muchas llamadas a escondidas para orgasmos veloces. Tela contra piel, apretada en el momento del extasis final, oreja contra el teléfono, vista en la puerta, que no asomase nadie.